¡Mierda! Pero si acabamos de hacer la limpieza... si cuando salía por la puerta olía a flores blancas.
Bueno, resignación, habrá que pasar al plan "Emanamiento de olores fritangales".
Conforme te adentras en la cocina los olores te colman las fosas nasales; a uno se le ha quemado un poco el pan, otro se ha preparado una manzanilla, etc... Pero el irritante es el de fritanga. ¿Qué hacer? Pues sencillo, cogemos un cazo (¿El de los macarrones?. Sí, ese me vale.), le añadimos agua hasta la mitad y un chorrito de suavizante (¿El de la ropa?. Sí, el del pelo aún está por probar en el laboratorio.). Te esperas unos minutos, y... ¡Chín pún!. El olor desaparece por completo. Ya pueden los inquilinos campar y retozar a sus anchas por el piso.
Oye, que es verdad. Que funciona. Palabrita.